La persecución
En un extremo del Sistema Solar dos cometas coinciden a “solo” unos pocos millones de kilómetros. Han pasado varios eones desde la última efeméride, así que ambos tienen muchas ganas de confraternizar y de paso ponerse al día.
- ¿Qué tal te va? colega.
- Pues qué te voy a contar que tú no sepas … que entre los satélites y la basura cósmica que produce el planeta azul se nos está complicando mucho la existencia. Hace poco cerca de la órbita de Saturno no me la di con un trozo de chatarra de esos por las chispas de una cola
- Yo también he tenido varias escapadas como la tuya pero lo más curioso me ocurrió en la misma órbita del planeta azul ese que dices.
Iba yo tan tranquilo, observando las numerosas novedades ocurridas desde que surgió la vida, y sobre todo desde la aparición del mono erguido que tanto está cambiando el planeta, cuando me percaté de que había tres personajes de lo más pintoresco que parecían fijarse en mí. Desde ese momento empecé a vigilarlos con más frecuencia. Pero a pesar de que seguía avanzando, las tres figuras seguían a la misma distancia a la que los divisé la primera vez. Me giraba continuamente y acabé por cerciorarme de que me estaban siguiendo. Aceleré y entonces ellos también cambiaron el paso. Entonces opté por parar y ellos también se detuvieron. Aguanté un rato inmóvil pensando qué hacer, y cuando me decidí por enfrentarme a ellos, observé que se metían en una especie de gruta. Supe que era mi oportunidad para darles esquinazo. Reanudé la marcha todo lo rápido que pude y ya nunca volví a saber de ellos.
- Sí que es curioso, sí.
- En mi próximo acercamiento intentaré enterarme de más detalles, que algo de intriga también tengo.
- Ya me contarás, aunque viniendo de los monos esos tan extraños puede ser cualquier cosa.
- Ni que lo digas.
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